He olido la arena cada mañana, he oído el viento y tocado las gotas de lluvia en días de sirocco, he degustado el té en todo momento y he visto las estrellas por la noche, pero más allá de los sentidos está lo sentido, cosa que me es inexplicable. He vuelto, pero una parte de mi corazón se queda en Dajla.
Ha sido mucho más que un premio. Ha sido una oportunidad de vivir y sentir lo que había oído sobre el pueblo Saharaui, una oportunidad de vivir el compromiso y la solidaridad junto con los amigos y amigas de la RASD de Araba.
Ha sido mucho más que un premio. Las bases del concurso hablaban de un viaje a Tindouf, pero eso ha sido solo el principio, ha sido tanto lo recibido por los Saharauis..: bondad, humildad, respeto, amor, ganas de vivir, fuerza para luchar…
Cuando dimos a la familia la ropa, el material escolar etc. que llevamos desde Euskal Herria, Hamudi nos dijo: “esto que nos traéis es muy importante para nosotros, es como los ríos, que se forman gota a gota”. Que siga lloviendo hasta que el rio de solidaridad desemboque en el Sahara